martes, 26 de septiembre de 2023

HISTORIA CONSTITUCIONAL ROMANA (2): LA REPÚBLICA (509-27 a.C) | 1. Caída de la Monarquía: el inicio de la República

 

  1. 1. Caída de la Monarquía: el inicio de la República 

 

La caída del último rey etrusco es situada por la tradición en el año 509 a.C. Debe señalarse que los primeros decenios republicanos resultan particularmente oscuros por lo que respecta al modo en que fue en este tiempo gobernada la civitas, pero la hipótesis más probable apunta a pensar en la sustitución del rex por una magistratura doble y anual.  

 

Los primeros años de la República fueron realmente duros. Para empezar, la ciudad tuvo que hacer frente a la hostilidad de las poderosas ciudades etruscas, a las que el exiliado Tarquinio pidió ayuda en sus esfuerzos por recuperar el trono. La tarea de combatir con los etruscos fue la principal que debieron asumir los dos primeros cónsules1, Colatino y Bruto.  

 

El ejército latino, con Tarquinio el Soberbio y sus hijos cabalgando al frente, atacaron a los romanos en el lago Regilo, cerca de la ciudad de Roma. No obstante, los romanos obtuvieron una completa victoria y, con excepción del viejo rey, su familia fue completamente aniquilada. Tarquinio, vencido, se retiró a Cumas, y allí murió.  En esta batalla, dicen las leyendas de los romanos, su ejército fue ayudado por dos jinetes de dimensiones y fuerzas más que humanas. Se creían que eran Cástor y Pólux (hermanos de Helena de Troya). Por ello, en adelante los romanos crearon templos dedicados a los dos hermanos y les rindieron especiales honores. 

 

El fin de la monarquía dejó a Roma gobernada por una oligarquía es decir por unos pocos que en este caso eran los patricios. Solo los patricios podían ser senadores solo ellos podían ser cónsules pretores o cuestores. En verdad parecía que los únicos romanos verdaderos eran los patricios y que los plebeyos, aunque servían para trabajar en las fincas y combatir en las filas del Ejército, no lo eran para tener participación alguna en el gobierno. Después de las guerras con los etruscos y los latinos, los tiempos fueron realmente duros y la suerte de los plebeyos se hizo intolerable. Las fincas habían sido saqueadas, los alimentos eran escasos, los pobres estaban endeudados y a los patricios esto no parecía importarles. 

 

La tensión política entre los sectores sociales de patricios y plebeyos fue muy grande durante la primera mitad del siglo V a.C., hasta el punto de que, ante la prepotencia del patriarcado, la plebe2 llegó a formar lo que se ha llamado un “Estado dentro del Estado” con sus propios dioses, sus propios magistrados (tribunos y ediles plebeyos) y su propia asamblea popular (concilia plebis). Hacia el 450 antes de Cristo según la tradición apareció la primera codificación escrita de las leyes romanas. Para elaborar este código se eligieron 10 patricios llamados decenviros (que significa 10 hombres). Ocuparon el poder en lugar de los cónsules hasta que fue elaborado el código escrito. Se suponía que las leyes habían sido grabadas en 12 tablas de bronce por lo que se las llamó las 12 tablas. Durante siglos esas XII Tablas fueron el fundamento del derecho romano. Sin embargo, que las leyes estuvieran escritas no suavizó ni aclaró todo. La tradición romana sigue diciendo que los decenviros se mantuvieron ilegalmente en el poder después de la publicación de las XII tablas y asumieron cada vez más los ornamentos del poder, dando lugar a una revolución social que acabaría por reinstaurar el orden constitucional anterior con la reincorporación de los cónsules.  

 

Además de en los planos político y económico, el conflicto entre el patriarcado y la plebe se manifiesta en el social: un aspecto central del mismo es la ausencia de conubium entre patricios y plebeyos, lo cual probablemente se refería a que los hijos nacidos de uniones entre un patricio y una plebeya (o a la inversa) tenían cerrado el acceso a la aristocracia patricia. A tal situación, no superada por la Ley de las XII Tablas, pondría fin el plebiscito del 445 a.C. (lex Canuleia), ratificado por el patriarcado, aunque los patricios no cedieron todavía en ese momento a la presión plebeya de poder acceder al consulado.  

 

Junto a la lucha por el poder político y por la tierra (ya que los patricios se reservaban para sí el aprovechamiento del ager publicus), los plebeyos emprendieron también la consecución del objetivo de la equiparación jurídica, siendo el marco en el que se elaboró la ley de las XII Tablas. Constituyó un momento muy importante en el proceso constructivo de un modelo de la ordenación de la convivencia política basada en normas jurídicas públicamente conocidas, socialmente legitimadas y de aplicación general.  

 

Sin embargo, la estabilización de la República no se produciría hasta la primera mitad del siglo IV a.C., con las leges liciniae Sextiae, del 367 a.C., que suelen considerarse como superadoras del antagonismo patricio-plebeyo y como asentamiento definitivo del régimen republicano. Éste se basaba en un equilibrio entre el poder de los magistrados y la autoridad del Senado, basados ambos en la maiestas del populus Romanus 

 

El tiempo de mayor apogeo de la República coincide con el siglo III y buena parte del siglo II a.C.  

Hacia el año 270 a.C., Roma dominaba la península itálica y mediados del s. II a.C., el Mediterráneo. La organización de los territorios conquistados no fue uniforme, sino que siguió criterios distintos: 

  • Foederea (alianzas). Sistema utilizado por Roma para organizar la península itálica primero y las provincias después. Aquí pueden distinguirse las foedera aequa (alianzas en plano de igualdad) y las foedera iniquia (alianzas en plano de desigualdad entre las partes), que fueron las más habituales.  
  • Coloniae. Las colonias de ciudadanos romanos asentados en lugares de importancia militar tenían cierta autonomía. A estos ciudadanos se les solia atribuir una cierta cantidad de tierra. 
  • Municipia. las comunidades preexistentes anexionadas conservaban en todo o en parte sus instituciones.  
  • Provinciae. Las primeras provincias fueron las grandes islas próximas a la península itálica: Sicilia, Córcega y Cerdeña (finales sel s.III a.C.) y llegó a 18 a finales de la República. En el caso de Hispania, estuvo dividida desde el 197 a.C. hasta la época de Augusto en dos provincias, la Citerior y la Ulterior.  

 

Aunque en la constitución republicana el poder derivara formalmente del pueblo, pues él elegía a los magistrados que luego formarían parte del Senado, desde el punto de vista político la primacía correspondía a la aristocracia senatorial.  

 

A partir de la segunda mitad del siglo II a.C. se produce la crisis de la República, que se agravará especialmente en el último siglo a.C., donde tendrán lugar profundas convulsiones políticas y sociales y coincidirá con el primer gran desarrollo de la actividad creadora de la jurisprudencia.  

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